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Temas - Mars Attacks

#41
General / Halo 3
22 de Septiembre de 2007, 01:32:09 AM
Un enlacillo a un artículo de 20 minutos con el que me he topado. Me resulta curioso encontrarme artículos por el estilo en la prensa, sin que demonicen al juego (¿alguien sabe ya a qué juego van a culpar esta vez de lo del asesino de la katana reloaded?):

http://www.20minutos.es/noticia/277575/0/halo/trilogia/xbox360/
#42
Proyectos / Red Forces
05 de Septiembre de 2007, 03:25:16 PM
Bueno, va siendo hora de formalizar un poco el asunto. Como ya dejé caer por ahí, estoy metido en un remake del Green Beret, al que hemos rebautizado hace poco como Red Forces. Tenemos pensado darle un aspecto renovado sin alejarnos demasiado del mítico arcade. Probablemente tendrá unas seis fases (las cuatro del original y un par más surgidas de nuestras enfermas mentes), de las cuales están casi finalizadas las dos primeras.

Monstruoso Espaguetti Volador mediante, debería estar acabado a finales de septiembre.

La mayor parte de los gráficos son de un chico de Valencia que no tengo el placer de conocer personalmente, y cuyo nombre no estoy seguro de haber preguntado :S Entre el otro grafista de Nerlaska (Gus) y yo, hemos retocado algunas animaciones, modelos o texturas, y la programación corre exclusivamente por mi cuenta (con el inestimable apoyo logístico de Alberto y su estupendo motor NLKEngine).

La música no es que sea muy p'allá, no hemos querido recargarlo demasiado (básicamente es un ritmo militar con algunos pequeños toques extra), y el sonido es casi en su totalidad sacado de bancos de sonidos libres, y postprocesados por mi menda.

Sin más dilación, un par de vídeos sobre cómo va la cosa (os aviso de que al capturarlo da una sensación de fluidez mucho menor de como funciona en realidad, amén de perderse pequeños detalles que le dan un poco más de vidilla a los escenarios):

http://es.youtube.com/watch?v=7YZP1n7BPhg
http://es.youtube.com/watch?v=DAQhf5do8pw

Preguntas, dudas, sugerencias, aclaraciones, críticas, chistes de militares, siempre bienvenidos :)
#43
Guión y Diseño / Los Falsos Dioses
23 de Agosto de 2007, 04:31:54 PM
Bueno, es fácil que del paso del doc a aquí el formato se haya resentido en alguna cosa, y también es altamente probable que se me haya escapado algún gazapo. La escribí hará unos seis o siete años,

Hice alguna cosilla de gráficos para un posible juego, pero la verdad es que eran bastante patatas (abajo del todo dejo una imagen como prueba). También compuse tres temillas musicales:

http://www.goear.com/listen.php?v=12e9239
http://www.goear.com/listen.php?v=caf8dd2
http://www.goear.com/listen.php?v=31e2114

Y ya sin más dilación:

Los Falsos Dioses

El choque

-1-

Las montañas asomaban oscuras como fantasmas al acecho detrás del cielo negro y despejado, vallando todo el perímetro hasta donde alcanzaba la vista. Sin una luna que las ocultara, las estrellas brillaban con todo su poder en la noche fría de la selva tropical. Todo estaba en calma. El aire gélido no movía ni un milímetro de las copas de los árboles, aunque sumado a la humedad, comenzaba a escarchar las partes más sobresalientes de la vegetación. La vida aún hibernaría hasta la salida del sol.
La penetrante oscuridad apenas permitía distinguir entre el final del cielo y el principio de la tierra. Sólo las negras montañas-fantasma recordaban dónde estaba el suelo entre aquel silencio total que inundaba la selva.
La noche estaba entrada. Habían pasado varias horas desde que el astro rey acabara su cometido por ese día. Todavía faltaba otro tanto para que volviera a brillar desde su lejano descanso.
A pesar de eso, ocurría algo inusual.
Desde la rama de un árbol, un quetzal despertó, girando asustado su cabeza hacia arriba. Otros pájaros de su alrededor le siguieron. Después, algún pequeño mono amodorrado, y más tarde todo el bosque tenía su mirada puesta en las trémulas estrellas.
Una pequeña chispa azulada saltó en el firmamento, a medio camino entre el horizonte y la estrella Polar, extinguiéndose al instante. Otra chispa más repitió la acción, como si fuera su eco. Antes de llegar a apagarse, primero dos, luego veinte, después veinte mil y finalmente incontables chispas creaban un río azul eléctrico que surcaba el cielo, haciéndose más y más grande por momentos.
El azul se combinó primero con el rojo y después con el amarillo, y una gran franja de luz se acercaba cada vez más a la Tierra, con una enorme roca a la cabeza, abriéndose paso como un largo brazo con un puño dispuesto a quebrar en dos la superficie del planeta.
Durante unos instantes, fue de día en plena noche. Pero las aves, lejos de cantar, estaban enmudecidas. Protegían instintivamente a sus polluelos con sus alas y sus cuerpos. Ningún animal se movió un centímetro.
Las plantas se tornaron verde oscuro a medida que aquél puño pasaba de largo apenas a unos kilómetros sobre ellas,  a la vez que un rugido ensordecedor con un timbre metálico comenzaba a abrirse paso como si un dios gritara en plena cólera mientras caía exiliado.
El día volvió a ser noche en unos segundos, con el temible puño desapareciendo tras las montañas cercanas. El rugido se apagó poco a poco. Pero volvió a ser de día antes de que el enorme brazo de luz se difuminara en el cielo.
Un terremoto sacudió esporádicamente toda la zona, y la selva se pobló de aves asustadas y vampiros aturdidos. Algunos chocaron entre sí, causándose graves heridas o incluso la muerte, antes de caer al suelo. Una enorme onda expansiva de polvo, humo y calor derribó varios árboles y acabó con la fauna que no había tenido tiempo de buscar un refugio a salvo, mientras un estruendo atronador envolvía el grito de las víctimas.
Minutos después, el silencio renacía, así como la oscuridad total, interrumpidos sólo por pequeños ecos del seísmo, que duraban escasos segundos antes de desaparecer.
Seis horas después, un sol tímido y achatado dejaría entrever el terrible resultado de la colisión.

-2-

Olaf, el centinela del pueblo, había visto cosas extrañas en la maravillante selva, pero jamás había sentido nada parecido al temor que le inundó al observar cómo aquella lengua de fuego se abatía sobre una montaña cercana, y la dejaba reducida a cenizas, fuego y polvo. Todo su poblado estaba a salvo de las ráfagas por estar construido detrás de su enorme templo. Aún así, las calles aparecieron repletas de escombros en apenas unas horas.
En su interior, pensó que había llegado el día en que los dioses volvían a la tierra para destruirla y vengarse por no haber sido venerados correctamente.
El vello erizado cubría el cuerpo del guerrero más fuerte del pueblo. Había sobrevivido a guerras, enfermedades e intrigas, pero no sabía cómo enfrentarse a esto.
El poblado al completo se encendió en antorchas justo después del primer terremoto. Todos se habían despertado con el ruido del meteoro rasgando el cielo, y el pánico cundió. Dos cuernos bramaron, y la gente se apresuró a dirigirse al templo. Los niños pequeños lloraban, y sus madres, no menos asustadas, trataban de calmarlos por todos los medios. El frío medraba en la zona, y muchos volvieron a buscar algunas mantas para guarecerse.
Los guerreros, impasibles, parecían no notar las bajas temperaturas, a pesar de que tan sólo iban provistos de un taparrabos, aparte del carcaj o las fundas de sus armas. Sin embargo, sus caras también dejaban asomar algunos vestigios de pánico.
En lo alto del templo, el sumo sacerdote encendió el pebetero. El aceite sagrado prendió, perfumando su pequeño habitáculo. Desde el suelo, los habitantes allí reunidos se habían arrodillado y rezaban, observando cómo su líder espiritual entraba en trance para hablar con los dioses y rogarles clemencia por lo que estaba pasando. Su figura crepitaba allá arriba al compás de las llamas, y aquí abajo, la gente se acercaba para darse calor, pidiendo a los guerreros que acercaran sus antorchas.
La primera réplica del terremoto hizo acto de presencia poco después. Chillidos y llantos se desataron por segunda vez en la base de la pirámide escalonada. Ésta, construida por los primeros padres del pueblo en tiempos inmemoriales, había aguantado sin problemas la primera sacudida, y tan sólo tenía leves desperfectos en la ornamentación de algunas salas interiores. Con el segundo temblor, parte del aceite del pebetero se vertió en el suelo, muy cerca del sacerdote, dejando un rastro de fuego tras de sí.
Los protectores del templo se apresuraron a apagar un inicio de incendio en la túnica del sacerdote. Éste se hallaba en trance, tras haber inhalado unas drogas especiales para hablar con los dioses, y ni siquiera hizo ademán de apartarse. Sus ojos, desorbitados hasta un punto inhumano, enfocaban al infinito con sus pupilas enormemente dilatadas. Sus labios, cortados y viejos, murmuraban unas palabras ininteligibles, al tiempo que asentía con lentitud una y otra vez.
Abajo, los guerreros conseguían mantener a la multitud a duras penas. La gente corría en todas direcciones, sin un rumbo fijo, tratando de ponerse a salvo.
Un potente sonido les hizo detenerse a todos al instante: Olaf estaba de pie entre el décimo y el vigésimo escalón de la pirámide, blandiendo su cuerno de cuero. Se lo volvió a llevar a la boca, y expiró de nuevo con toda su fuerza; el cuerno intensificó de nuevo su sonido hasta que el silencio se hizo sepulcral. Podía oírse incluso el crepitar de las llamas del pebetero.
La gente regresó a sus posiciones iniciales y volvieron a arrodillarse y a rezar, mientras el sacerdote y los iniciados continuaban por su parte con sus ritos religiosos.
Olaf bajó de la pirámide; ni siquiera había llegado a subir hasta el primer cuarto de ella, pero aún así tardó varios minutos en llegar al suelo, descendiendo escalón a escalón, redescrubiendo el grabado ornamental de cada uno de ellos a la luz de las llamas.
En realidad, su cabeza era un hervidero de ideas. Su miedo inicial había dejado paso al espíritu de guerrero y de protector de su pueblo.
A una señal suya, el resto de guerreros se acercaron al pie de la pirámide, y lo siguieron mientras se alejaba hasta una distancia prudencial, para cerciorarse de que nadie más podría oírle.
No puedo decir qué es lo que he visto –comenzó, con su voz grave y ronca-, pero nada más salir el sol formaremos una partida de reconocimiento por la zona. Si ha sido un castigo de los dioses, nada podremos hacer; pero si se trata de cualquier otra cosa, podremos tranquilizar al pueblo y a nosotros mismos.
Todos asintieron al unísono. Sus tatuajes en la piel les conferían un aspecto casi demoníaco, que les servía de camuflaje en el espesor de la selva.
Al amanecer, todo el pueblo, guerreros y civiles, sacerdotes y no iniciados, se sumaron a una plegaria ante el dios sol, que asomaba tímido tras una densa bruma matutina.
Las calles parecían bombardeadas por gravilla y algunas chabolas se habían derrumbado con alguno de los seísmos. Los primeros voluntarios se afanaban en devolver todo a la normalidad, dentro de lo posible.

-3-

Reunió a sus hombres en grupos de seis, poniendo a uno de ellos al mando de los otros cinco, y les dio órdenes específicas a cada grupo; unos revisarían el perímetro, otros se quedarían en el poblado ante cualquier eventualidad, y así, uno por uno, los grupos se dispersaron.
Él fue con el grupo que se dirigiría directamente al lugar del impacto. Eran unos cien hombres aproximadamente; un pequeño ejército que, a un toque de cuerno, podía hacerse diez veces mayor con el resto de guerreros de los alrededores.
Se armaron antes de salir del campamento, algunos con lanzas, otros con arco y flechas, todos con una espada con la hoja serpenteante, afilada y lista para el combate cuerpo a cuerpo. Una hilera de guerreros se internaba en la selva, que comenzaba a ganar terreno a los campos de cultivo a medida que se alejaban del templo. Los últimos en salir fueron los porteadores, con algunos suministros de emergencia -aunque solían cazar o recolectar frutos para alimentarse en sus partidas de guerra, y podían vivir con realmente muy poco, en condiciones extremas-, como avituallamientos, antorchas, carcaj de reserva llenos de flechas, y algunas hierbas curativas.
El sacerdote bajó apesadumbrado del templo y le dedicó a Olaf unas breves palabras antes de su marcha. Él las retuvo en su mente, y partió a la cabeza del grupo.
Enfilaron varias colinas durante algunas horas, como si de una colonia de hormigas trashumantes se tratara, todos en fila, todos expectantes ante lo que se les avecinaba, reparando en cada pequeño detalle de su alrededor.
El polvo del aire se volvía más espeso cuanto más se aproximaban al lugar de la colisión, formando en ocasiones densas nubes que, sumadas a la espesura de las ramas, dejaban un amplio laberinto de claroscuros en el camino. La temperatura era ligeramente inferior a la de días anteriores, a pesar de que con mucha probabilidad, a juzgar por las cenizas que todavía revoloteaban como mariposas en el aire, se había incendiado la zona circundante al área del choque. Tal vez se hubiera extinguido solo con la misma tierra levantada por el golpe, pensó Olaf mientras escuchaba en el absoluto silencio de la selva el más leve crujido.
Todos sus hombres estaban bien adiestrados, y ninguno de ellos emitía  un solo ruido al caminar entre la vegetación. Se preocupaban de la dirección del viento, para no dejar ningún rastro olfativo, a la vez que escudriñaban los olores que les llegaban a ellos como predadores en busca de su presa.
Quemado, sin duda. Olía como después de una tormenta de rayos, cuando los árboles aparecían chamuscados y partidos en dos.
No debía de faltar mucho, advirtió Olaf justo antes de apartar una densa mata que le interponía entre esa parte de la selva y el comienzo de la colina que el choque había reducido a cenizas.
Entonces apartó la rama, y después se detuvo en seco.
Los demás guerreros iban llegando a su altura, y quedaban boquiabiertos, deteniéndose a su lado mientras los que venían por detrás se abrían paso para poder ver ellos también qué había ocurrido.
Un grupo de un centenar de personas se agolpaban a menos de cien metros de donde antes había habido selva y una montaña. Ahora, la vegetación se interrumpía bruscamente donde ellos estaban, y un desierto de árboles tumbados, chamuscados, hechos literalmente papilla, les separaban de un cráter enorme.
Desde su posición, apenas podían ver el perímetro circular del pequeño promontorio que había hecho la tierra del borde del cráter.
Olaf dio orden de detenerse a sus hombres, y se acercó en solitario al borde, subiendo la ligera rampa que acababa en una escarpada pendiente, cubierta de árboles y más árboles astillados. Todavía no alcanzaba a ver el centro del cráter, que era más profundo que alta su pirámide.
Por fin llegó hasta el mismo límite del pronunciado valle y entornó los ojos para enfocar bien aquél extraño objeto con tantas puntas como un erizo que ocupaba el centro del cráter. Tenía un aspecto metálico, como el de su orfebrería más avanzada, sin ningún tipo de abolladura ni arañazo. Era como si en vez de golpearse, lo hubieran construido allí mismo. Una de las nubes de polvo que los sobrevolaba, se apartó del camino del sol en ese instante. Aquél elemento brillaba como el bronce, pero vio algo más; algo que no había visto antes por ser demasiado pequeño...
Allí había muchísimos brillos más, brillos que se movían hacia la superficie del cráter a una velocidad insólita, brillos que surgían de algún hueco del objeto que no podía llegar a enfocar.
Sólo tuvo tiempo de chillar cuando un pequeño artefacto blanco saltó delante de él y le lanzó un dardo en el cuello.
Los demás guerreros se pusieron en guardia enseguida y uno de ellos tocó el cuerno. Pero aquellos seres del demonio salían por miles del interior del cráter, y las lanzas y las puntas de flecha no conseguían causarles ningún daño.
Los estaban rodeando.
Un pequeño grupo consiguió acorralar a uno de ellos, y se ensañaron con él, cortándole las seis patas, tres por lado, a golpes de espada.
Olaf observaba la escena tumbado en el suelo, sin poder moverse. Otro de sus hombres había caído junto a él, y vio el líquido blanquecino de uno de los dardos diluirse con la sangre del propio guerrero, antes de desaparecer del tubo. Sabía que eso mismo le habría pasado a él, pero no le importaba ya. Estaba comenzando a cambiar. Se sentía débil, pero cada vez más feliz y fuerte.
Fue cuestión de minutos que todos cayeran al suelo, con uno o varios dardos clavados cada uno en distintas partes de sus cuerpos tatuados. Entre el desolado paisaje apocalíptico, Olaf se levantó pesadamente, y se observó a sí mismo. Su piel tenía un brillo distinto, su musculatura parecía haberse reforzado, y se sentía mejor que nunca. Ni siquiera le dio importancia a los dos muñones que comenzaban a asomarle tras cada hombro, ni los dos que estiraban poco a poco su piel en los glúteos.
El guerrero que llevaba el cuerno tuvo su último pensamiento mientras sentía cómo su sangre se renovaba. Sabía que había llamado al resto del ejército y a su pueblo a una muerte segura. O tal vez no fuera la muerte lo que les esperaba, sino algo peor. Ahora ya no era él y su nueva mente ya había asumido el control. Nuevos recuerdos, nuevos conocimientos. El concepto de reemplazo genético o nanotecnología le habría dejado con una cara de incomprensibilidad apenas veinte minutos antes. Ahora ya no.

Día 1

-1-

Copán aplastaba las hojas a su paso. Iba muy aprisa, pero su intuición le indicaba que había sucedido algo grave. Podía oler la fatalidad en el aire, y temblaba al pensar lo que había podido ocurrirle a su mujer y su hijo.
Estaba exiliado del pueblo durante diez estaciones a causa de desavenencias con el sacerdote. Copán era ateo practicante, y veía en los ritos religiosos una forma como cualquier otra de hacerse con el poder y enriquecerse; tenía un fuerte sentido patriótico, y en su semblante triste se percibía el dolor de estar lejos de los suyos, amortiguado por el tiempo. Ya habían transcurrido seis veranos con sus otoños, sus inviernos y sus primaveras desde que salió del poblado. Pese a no ser tan corpulento como los guerreros de su ciudad, se había visto obligado a curtir sus músculos y su piel durante su vida salvaje en la selva. No se atrevió a pisar ningún otro pueblo: lo hubieran tomado por enemigo y lo capturarían y torturarían probablemente en algún rito religioso de los que tanto había renegado, tal vez por sus ciudades-estado vecinas.
Entre los chillidos ocasionales de la fauna, alertando de su paso a través de la selva, Copán decidió ir directamente al lugar donde pensaba que habría caído aquel objeto. Llevaba caminando desde que el resplandor de la cola le había despertado de su sueño, encaramado en las ramas altas de un robusto árbol. La sensación de peligro se despertó en su interior, como una más de las intuiciones que había desarrollado en su vida nómada.
Agudizó sus sentidos cuando se aproximaba a la zona, observando el perpetuo chillido de los animales de los alrededores. Estaba fastidiado; cualquiera podría saber que se acercaba. Los animales estaban demasiado activos a esas horas del mediodía, con el sol alto en el cielo. Pero al rebasar los últimos arbustos, que separaban drásticamente la jungla de un cráter devastado, su corazón se aceleró.  Lanzándose inmediatamente atrás, cayó bajo las amplias hojas de las últimas plantas.

-2-

Allí había gente. Mucha gente. Parecían hormigas que regresaban al nido, con cada uno de sus miembros portando alguna clase de material que devolvía el brillo del sol como los metales más pulidos.
Agudizó la vista, y pudo reconocer a lo lejos a varios habitantes del poblado pero notaba cambios llamativos en sus caras y sus cuerpos. Todos ellos parecían haber pasado meses de hambre.
Copán sabía que había escasez de agua en la zona, cosa que promovía los conflictos entre ciudades-estado (aparte de las incursiones para la captura de esclavos o víctimas que sacrificar en sus rituales). Pero aquello iba más allá de la pura desnutrición. Las caras apenas pasaban de ser simples calaveras recubiertas con piel, que le recordaban a las momias que los andinos preservaban en sus templos de las tierras altas más al sur.
Además, había algo que...
Su mandíbula comenzó a temblar. Desde su posición no podría asegurarlo, pues aquellas hormigas humanas se movían con una endiablada rapidez, pero creyó ver que algunos de ellos tenían un par de brazos más, que les nacían justo sobre los hombros.
Escuchó un ruido tras de él, apenas un crujido de rama, pero bastó para sobresaltarle. Saltó a un lado, al tiempo que se impulsaba hacia detrás abalanzándose sobre el intruso. La espada serpenteante voló por los aires tras chocar con su brazo, pero el guerrero reaccionó a última hora, y esquivó por poco el cuerpo de Copán. Después se lanzó a por la espada, pero recibió una patada certera en los tobillos desde el suelo. El ruido de sus huesos al dislocarse  -o tal vez romperse- precedió a la estrepitosa caída del guerrero, tan sólo distanciado de la espada por dos palmos. Un rugido apagado salió de su garganta tras ponerse las manos sobre el tobillo izquierdo, mientras Copán se levantaba y cogía la espada del suelo. Se arrodilló junto al soldado y le colocó la punta afilada bajo el cuello.
Ahora cuéntame qué ocurre aquí –le dijo-, y más vale que te portes bien. No tengo intención de matarte, pero lo haré si no me dejas opción.
Te conozco –gimió-. Tú eres el hermano de Olaf, el rebelde.

-3-

Copán asintió de mala gana, pero aquello ya lo sabía y no era preciso que se lo recordaran; Olaf, el temeroso de los dioses, había sido su delator ante el sacerdote. Por su culpa ahora se veía lejos de los suyos. Aunque hubo que reconocer que fue de los que más presión ejercieron para no sacrificarlo. "No manchemos la ciudad con sangre de los nuestros" recordaba Copán que había dicho su hermano; "Dejémoslo diez años en el exilio, para que reflexione sobre sus necias herejías". El sacerdote lo miró por un momento a los ojos, y después se miraron entre ellos. Sus pensamientos estaban tan claros como los colores de su pulcra túnica: Copán no estaba adiestrado en el arte de la guerra, había renegado de su posición noble y se dedicaba a la artesanía como un ciudadano de a pie más. No sobreviviría ni un mes en la selva, a merced de los furtivos cazadores de esclavos de las ciudades-estado vecinas. Era una sentencia a muerte encubierta bajo un falso velo de piedad.
Así que presionó ligeramente la punta sobre su cuello, dejando rodar un reguero de sangre de un rojo intenso, que pasaba a formar parte de los adornos policromados de su piel.
Sé quién soy. También te recuerdo, Chin Tegu, hijo bastardo de  una cortesana. No hubiera apostado una sola pieza si me hubieran dicho que un joven rechoncho como tú acabaría en nuestro ejército –le dijo mientras le aplastaba la grasa de su protuberante estómago con su índice derecho-. Tengo suerte de que me haya pretendido atacar un inepto. Y ahora responde o muere.
Piedad, Copán –sollozó-, y te contaré todo lo que sé.

La presión de su garganta fue aliviada al instante. Copán escuchó el relato de aquel miserable, y de no ser porque lo podía ver con sus propios ojos, no hubiera dado crédito a las nuevas que escuchaba. Su grupo había oído el cuerno del grupo de Olaf, y había acudido en su ayuda, reuniéndose por el camino con otros grupos de exploración. En total, llegaron a la zona cerca de setecientos guerreros, en un lapso de tiempo considerablemente corto.
Al llegar allí, se encontraron con un espectáculo espeluznante; Olaf estaba de pie, entre decenas de cuerpos tumbados en el suelo, como dormidos. Por todas partes comenzaban a levantarse más y más guerreros como espíritus errantes. Los líderes de cada grupo se acercaron al centinela para ofrecerle ayuda y preguntarle qué había ocurrido, y notaron cómo parecía haber envejecido veinte años por su cara delgada y enfermiza.
Olaf levantó dulcemente su mano, acercándola para acariciar la cara del líder que le quedaba más cerca. Después, ladeó su cabeza como para observarle mejor.
Los demás iban levantándose unos detrás de otros, volviendo a formar filas en torno a su jefe.
Entonces el infierno se desató.
Olaf atrajo el cuello del líder con una brusquedad bestial, dejando al descubierto su hombro desnudo, y clavó en él sus mandíbulas.
Primero chilló por la sorpresa; después por el dolor. La sangre arterial salpicó la cara horrorizada de los otros líderes... que antes de darse cuenta, ya estaban atrapados por varios guerreros. Algunos ayudaban a sujetar a su víctima mientras otros los devoraban en vida, turnándose a intervalos regulares. El grueso del ejército permanecía paralizado por el estupor.
Cuando por fin reaccionaron, ya era tarde. Una segunda horda de pequeños artefactos, mucho más numerosos que en la primera remesa, rodearon y redujeron mediante dardos a una gran parte de los soldados. El resto quedó dividido en pequeños flancos, y aunque se defendían con fiereza, en su interior sabían que la batalla estaba perdida. Si por casualidad conseguían herir de gravedad a alguno de sus compañeros (un flechazo certero en el corazón o la cabeza seccionada de un espadazo, de otro modo parecían restañar sus heridas como si no fueran más que rasguños), los otros... seres, se olvidaban momentáneamente de ellos y se afanaban en devorar a los caídos. Podían observar cómo les palpitaban los bulbos de su espalda y sus glúteos a medida que comían, cómo se desarrollaban lentamente como una crisálida abriendo su capullo.
Chin Tegu había huido en cuanto notó que las cosas se ponían feas. Se había orinado encima, mientras espiaba escondido cómo aquellos engendros comenzaban a desarrollar miembros adicionales. Olaf disponía de sus dos brazos, mucho más musculosos ahora que cuando lo habían encontrado medio desfallecido unas horas antes, y además un par de elementos parecidos a ramas, antenas o huesos que se ensanchaban a medida que llegaban a la base, junto a los hombros. En su espalda, sus glúteos tomaban una forma antinatural parecida al trasero de las abejas.
Después, se había marchado lejos de aquella carnicería, y había estado vagando conmocionado durante todo el día y toda la noche siguientes. Ni siquiera sabía por qué había vuelto allí.
¿Por qué no volviste al pueblo? ¿Por qué no les avisaste? –dijo Copán en un tono imprudentemente alto motivado por el nerviosismo- ¿Sabes si están bien? ¿Sabes si mi familia está bien?
No, no, no, no, no –repitió Chin-. En cuanto los... ellos... ya fueron suficientes en número y fuerza, salieron varias avanzadillas hacia el poblado. El resto, la mayoría, se quedó aquí para devorar lo que había quedado. Son unos monstruos, tengo mucho miedo, y...

No llegó a acabar la frase. Un brazo largo y poderoso lo levantó como si fuera una fruta madura, y él comenzó a chillar con un timbre ridículamente agudo. Copán no esperó una invitación formal; había pasado demasiado tiempo en la selva y sabía cuándo la mejor opción era poner terreno por medio. Antes de estar demasiado lejos, escuchó un sonido similar al de una rama gruesa al partirse en dos, y el chillido aumentó de volumen, para desvanecerse poco después. Copán ya sabía qué era ese ruido. Lo había escuchado docenas de veces en las escenas de caza de las panteras a los monos desprevenidos. A Chin Tegu, hijo bastardo de una cortesana, le acababan de separar un brazo (o quizás ambos) del tronco. Eso no lo mataría al instante (por desgracia para él), pero el dolor habría sido suficientemente profundo e intenso como para desvanecerle. Tal vez fuera lo mejor que podía haberle pasado, dado el escabroso relato que le había confesado.
Había pasado todo un día desde el comienzo de aquella pesadilla y el pueblo estaba a media mañana de camino. Sin duda ya habrían llegado a él. Pero tenía que ir de todas formas. No podía quedarse parado sin saber qué le había ocurrido a su esposa y a su hijo. Tomó unas cuantas frutas mientras pasaba junto a los árboles, y siguió su camino sin detenerse.

-4-

Llegó a los muros exteriores del recinto cuando el sol comenzaba a ponerse. Su tonalidad rojiza mortecina se mezclaba forzada con el verde intenso del follaje. Las amplias hojas en forma de corazón absorbían sus últimos rayos y los animales se escondían en sus respectivas madrigueras o nidos. Los insectos volvían al interior de los troncos podridos, bajo las piedras o en nidos horadados en la blanda tierra rojiza.
Por una parte, no habría chillidos inoportunos que desvelaran su presencia; procuraría mantenerse alejado de los dominios de los murciélagos por si acaso. Por otra, en el terrible silencio de la noche, cualquier pequeño ruido se vería amplificado con creces. Sabía que Olaf, el centinela, ahora ya no resguardaba el poblado, escudriñando cualquier pequeño movimiento, sonido u olor. ¿O tal vez sí? ¿En qué clase de demonio se estaba convirtiendo? Por lo que había visto hasta ahora, con todos los (¿cómo llamarlos? Desde luego ya no eran personas) monstruos que había visto, eran más similares a insectos-obrero como hormigas o abejas (o incluso llamas y otros animales de carga) que a guardianes o guerreros. Tampoco sabía si alguno de esos pequeños artefactos estaría haciendo guardia. Ni siquiera los vio en el cráter, y aunque no dudaba de su existencia –no creía que Chin estuviera de humor para mentir-, le inquietaba no saber a qué le estaba haciendo frente. Sin darse cuenta, echó mano de la espada, sujeta precariamente de su cinturón. Su tacto alivió su miedo, y sus pensamientos volaron en otra dirección. ¿Qué le habría pasado a su familia?

Día 2

-1-

Aunque había tenido pesadillas, Copán despertó de mala gana. El día anterior había sido muy intenso, y sus fuerzas se lo echaban en cara.
Mientras se quitaba el mal sabor de boca comiendo la última fruta que le quedaba, repasó el plan trazado antes de descansar: entrar en plena noche habría sido un suicidio, pues los animales domésticos habrían alertado al momento sobre el intruso. No tenían panteras, pero para fastidiarlo todo no se necesitaba más que una simple oca. Entraría escalando los muros amparado en la bruma del amanecer, cuando los sacerdotes preparaban el altar del templo para la ceremonia diaria de adoración del dios Sol. Estaba en la parte posterior del pueblo, cerca de las casuchas de adobe de los campesinos. Atravesaría la plaza, subiendo tres o cuatro terrazas, y evitaría el campo de pelota. Su intención era llegar a la parte de las casas de los nobles, entre la pirámide, el templo y el campo de pelota. Buscaría allí a su esposa, y huiría con ella y con su hijo. Si no la encontraba...
Tenía que intentarlo.
Con los músculos del cuello en tensión, comenzó a escalar los fríos muros de piedra. Había escogido a conciencia esa parte de la muralla porque las piedras que la formaban no tenían ni de lejos la perfección de la parte de los nobles o sacerdotes. Aquí las piedras estaban amoldadas unas con otras, y no le sería difícil escalarlas. En la otra parte, donde cada piedra había sido tallada con herramientas de piedra y de bronce, y luego encajadas unas con otras sin espacio siquiera para pasar el filo de una daga entre ellas, no habría tenido posibilidad alguna.
Se frotó las manos varias veces durante el ascenso; estaba acostumbrado a trepar por árboles, y la baja temperatura de la piedra le dejaba sin sensibilidad en las manos y los pies.
Por fin llegó arriba, y saltó con rapidez y agilidad al suelo del otro lado. Sin detenerse, buscó la choza más próxima, y se ocultó tras ella. Apartó las paredes de paja y entró blandiendo la espada, listo ante cualquier sorpresa.
Cualquier sorpresa, excepto ésta. Allí no había nadie.
Ni animales, ni personas, ni nada que no fueran cuatro humildes jarras y algún mueble de madera. Las jarras estaban vacías, y una de ellas se había hecho añicos contra el suelo.
Bajó la espada, y salió de la choza con precaución. Entró en la casa contigua, esta vez por la puerta trapezoidal, aferrando de nuevo la espada. Nada.
Cuando su vista se adaptó a la oscuridad del habitáculo, se percató que la escena parecía una copia de la que acababa de ver en la otra choza: los recipientes de comida reunidos y vacíos.
Salió de nuevo, y en la entrada vio un extraño objeto en el que no se había fijado al pasar antes. Enfundó la espada, y se acuclilló para recogerlo. Aquello parecía un cuenco con paredes gruesas, pero no había visto nunca ninguno así. A pocos pasos, distinguió algo que parecía un colgante de los que usaban las mujeres para decorar sus cuellos. Al cogerlo entre sus manos, el tacto esponjoso reveló que tanto el cuenco como el colgante, eran los últimos restos de una llama. Por más que se esforzó no pudo encontrar ningún otro vestigio que confirmara sus sospechas.
Algo en su interior le decía "da igual que pienses que es una llama. Aunque lo sea, eso no quiere decir que no se hayan comido también a la gente".
Agitó su cabeza para expulsar la idea de su pensamiento, y continuó caminando con sigilo hacia el fondo del pueblo. No entró en ninguna otra casa, ni vio nada extraño. Nada, aparte de que estaba vacío.
Subió dos terrazas moviéndose rápido por las empinadas escaleras, oteando la parte superior para cerciorarse de que el terreno no presentaba obstáculos, y estaba a punto de rebasar la plaza por el exterior cuando escuchó unos gemidos que provenían de allí.

-2-

Copán se dirigió con cautela entre las casuchas mientras se acercaba al borde de las escaleras que bajaban a la enorme plaza circular. Desde allí distinguió a ocho, quizás diez, de aquellos horribles monstruos, controlando el perímetro como pastores cuidando su rebaño. Pero el gemido no era de animales. Eran hombres, hombres del pueblo. Algunas de sus voces le resultaban familiares, y otras desconocidas, pero todas eran de hombres.
El sol comenzaba a salir, pero la bruma conseguía difuminar su brillo, convirtiéndolo en un halo fantasmal de fuego en el horizonte. No le quedaba demasiado tiempo para llegar a la otra parte antes de que el sol cobrara fuerzas y dispersara las nubes bajas. A pesar de ello, se quedó allí unos momentos más; alguien estaba lanzando unos gritos lastimeros, estaba hablándole a otro hombre. No sabía quiénes eran, pero su conversación estaba en un punto álgido. Copán afinó el oído.
...¡pero nosotros aún estamos vivos y somos muchos! –gritaba- Ellos son sólo diez y...
¡Cállate! Ya has visto qué les han hecho a los demás. No tenemos nada que hacer contra ellos, son mucho más fuertes, y además están esos pequeños diablos blancos...
...no podemos quedarnos de brazos cruzados –seguía gritando el primer hombre, sin escuchar al otro-. ¿Por qué no nos han devorado a nosotros también?

Entonces todos enmudecieron, y una tercera voz se escuchó fuerte entre las demás. Si no recordaba mal, era uno de los nobles más viejos, amigo del buen vivir y del buen comer.
¿Por qué no se comen las ardillas la fruta que recogen? –dijo- Porque nos están reservando –su voz se quebró al decir "reservando"-, igual que las ardillas reservan lo que no necesitan para cuando les haga falta. Todos nosotros, por si no os habíais fijado, tenemos unos buenos estómagos. Nadie de los aquí presentes ha pasado hambre durante los últimos diez años. Somos su alimento de reserva...

Copán no necesitaba escuchar más. No quería escuchar más, mejor dicho. Esos hombres estaban condenados a una muerte segura, más tarde o más pronto.
"Ya has visto qué les han hecho a los demás". Eso era lo que había dicho la segunda voz. ¿Qué les habrían hecho a los demás? ¿Las mujeres y los niños habrían corrido la misma suerte? Debía averiguarlo.
Siguió adelante, subiendo tres terrazas más. No reparó hasta entonces en que la decoración de los muros había cambiado discretamente desde que saliera del pueblo. Algunas figuras de calaveras deformes se intercalaban entre mosaicos geométricos y leyendas esculpidas en los márgenes. Nombres de antiguos jefes y sus guerras, en las que se glorificaban (algunos de los que llegó a conocer se adjudicaban méritos que no tenían en absoluto) y daban gracias a los dioses por su prosperidad.
Un brillo lejano le distrajo de sus abstracciones. El templo se interponía entre él y la pirámide allá al fondo, pero estaba seguro de que provenía de allí. Después se repitió, y fue como un relámpago, breve e intenso, sólo que reducido a una zona mucho más pequeña que el vasto cielo. Parecía que alguien había encendido el pebetero de lo alto de la pirámide, probablemente para repetir el culto diario de adoración al sol.
No faltaba mucho para llegar a las casas de piedra tallada de los nobles. Se extrañó de que no hubiera rastro de las cerca de cinco mil personas, entre hombres, mujeres y niños, que habitaban el pueblo. Aparte, claro, de los pobres infelices de la plaza. Su mente calculó aproximadamente unas cien personas, todas ellas obesas, helándose de frío e implorando clemencia cobardemente. Tal vez esos mismos nobles que disfrutaran viendo a los más humildes morirse de hambre mientras tiraban los desperdicios de sus comilonas a sus mascotas, ahora tuvieran su justa penitencia. Tal vez no, quién sabe. No quiso pensar más en ello.

-3-

Copán escuchaba un eco lejano de un ruido parecido al de las chicharras, sólo que era imposible que fueran esos animalitos dada la baja temperatura y el tenue brillo del sol. Siguió su camino, ocultándose tras las construcciones y tras los arbustos, sin que nada ni nadie se interpusiera en su camino. Si hubiera sido creyente, hubiera rezado algo por la vida de su mujer y su hijo. Apretó el paso. A lo lejos, el barrio de la nobleza se alzaba esplendoroso entre la niebla.
Las casas se levantaban en una disposición nada casual en forma de cóndor. Otra maldita idolatría, pensó mientras buscaba la situación de su antigua vivienda. Hacía más de veinte años que no vivía en ella; pasó la mayor parte de su estancia en el pueblo entre los campesinos, con una chabola de adobe y paja, trabajando el barro para fabricar vasijas artesanales. Vasijas como las que ahora veía esparcidas y rotas dentro de las casas.
Encontró por fin la suya, con el símbolo de su familia, una figurilla de una lechuza grabada en mampostería, y forrada en sitios estratégicos con una capa de oro, de forma que por la noche le relucieran los ojos y las garras.
Procedían de una casta de centinelas, y él era el primero que había renegado de su tradición. No le llamaba la guerra, ni la sangre de otros, ni las posesiones. Tan sólo anhelaba una vida tranquila con su familia. Pero por sus absurdas creencias, le habían arrebatado todo eso. Su mujer quedaría refugiada en su hogar de noble, a petición propia antes de marchar. Nadie objetó nada; les parecía buena idea tener cerca una muchachita de buen parecer. Pero ella había prometido serle fiel. Había jurado que él sería su único hombre, y que le esperaría a su regreso.
La despedida fue amarga, y quién sabe si no lo daría por muerto al igual que el resto de su pueblo, y habría roto su promesa. No, eso no podía ser. Una promesa suya era más fuerte que la muerte. Creía en ella como en él mismo.
Y ahora debía buscarla, así que apartó sus pensamientos y continuó registrando en el interior de la casa. Pasó bajo la puerta casi triangular de su habitación, encontrándose con el espectáculo que ya conocía; cualquier cacharro que hubiera podido contener alimentos, estrellado o esparcido por todas partes. Además, los muebles arañados ofrecían señales de violencia. Pero allí no había nadie. Incluso la jaula de sus papagayos aparecía tirada en el suelo, con la puertecilla metálica abierta.
De pronto se le ocurrió una idea. Si habían reunido a los hombres en aquella plaza, tal vez también tuvieran a las mujeres y a los niños retenidos en algún otro lugar... aunque prefería no pensar con qué fines.
Salió corriendo de la casa, y siguió hacia el templo, donde aquellos pequeños relámpagos habían aumentado en número e intensidad. Pasaría alejado del templo, pero suficientemente cerca como para ver qué se estaba tramando allí.

-4-

El camino hasta el templo no presentaba dificultades; la travesía estaba despejada, y las azoteas desiertas. El sol comenzaba a dispersar la niebla, que era ya sólo una tenue cortina blanca. Copán subió las terrazas que le separaban de la enorme azotea donde estaban situados el templo y la pirámide, y aguardó allí hasta que la neblina hubiera desaparecido por completo. Escuchaba sonidos chirriantes, y ahora podía ver con mayor claridad los esporádicos relámpagos de color violeta y azul. Todavía no alcanzaba a ver qué estaban haciendo, aunque intuyó que gran parte de la gente del pueblo estaba allí. Había mucho movimiento entre la bruma.
Por fin se marchó la niebla, y Copán quedó boquiabierto al observar los trabajos en la pirámide. En sólo un día y medio, aquellos monstruos habían modificado la cuarta parte de la pirámide, alisando las escaleras y las gradas de la parte superior hasta dejarlas totalmente rectas. En su superficie inclinada estaban comenzando a colocar algunas de las placas relucientes que había visto transportar el primer día desde el cráter. Se movían como hormigas, cada uno con su misión bien aprendida, sin interferir en los trabajos de los demás.
Un escalofrío recorrió la espalda de Copán. Allí estaban trabajando la mayoría de los hombres del pueblo, los más fuertes. Supuso cerca de unos mil, aunque veía entrar y salir de dentro de la pirámide a tanta gente que la estimación podría ser totalmente equivocada.
Copán se acercó un poco más, refugiándose en las oquedades de las casas más cercanas. Desde allí tenía una perspectiva mucho mejor de las cosas. Aquellas placas se enlazaban entre ellas, formando algo parecido a una malla con formas romboidales. Se centró en uno de los hombres, y apretó sus puños con tanta fuerza que un reguero de sangre se dejó entrever entre sus uñas.
Al principio había notado algo extraño. Parecía que caminaran moviendo mucho sus caderas. Pero ahora acababa de descubrir que aquellos horribles seres habían desarrollado un par de patas similares a los de una llama, justo detrás de sus otras piernas.
Cayó arrodillado en el suelo. Aquello superaba todo lo que esperaba encontrar en ese lugar. Y la cosa no acababa ahí: dos musculosos brazos les nacían a cada uno de ellos en el mismo punto que sus brazos normales, si es que había algo normal en esos bichos. Todo su cuerpo parecía ser un músculo.
Sus caras, sin embargo, eran todo lo contrario; en sus horripilantes facciones no se apreciaba ningún pómulo, ningún labio, ninguna oreja. Toda su cabeza era sólo un recubrimiento de su calavera con una piel pálida de un tono verdusco, que contrastaba con el bronceado  del resto de su cuerpo. Sus ojos parecían hundidos en el cráneo, con la mirada perdida... y a la vez fija y atenta en lo que se llevaban entre manos.
Se fijó en ellas. Ocho artilugios blancos se acoplaban a sus antebrazos, dos en cada uno de ellos, entrelazando algo que parecían las patas de un insecto a la carne del hombre. Unas chispas surgieron de cada una de las cabezas de esos artilugios, y proyectaron unos extraños rayos contra la pirámide que producían los relámpagos azulados y violetas que había visto antes. En el punto de unión de los rayos, las placas se derretían y se quedaban fijas en la piedra lisa.
Abrumado por esas artes demoníacas, Copán devolvió el pensamiento a su plan. ¿Qué iba a hacer ahora, en vista de los nuevos acontecimientos? Se le ocurría que podrían retener a las mujeres y a los niños en el interior de la pirámide, en alguna de sus muchísimas cámaras secretas. También era posible que se hubieran resguardado a tiempo en los pasadizos ocultos bajo el poblado. O tal vez las hubieran capturado y llevado al cráter. Después de todo, había llegado muy cerca, pero no se acercó lo suficiente como para ver qué había en el interior.
De momento, las pocas entradas que conocía le quedaban muy lejos ahora. Así que se decidió por volver al lugar donde había comenzado todo.

-5-

La luna creciente se alzaba tímida en el cielo cuando Copán llegó al borde exterior de la selva, junto al cráter. Había tardado mucho más que de costumbre, pero ahora debía extremar las precauciones para no toparse con alguno de esos indeseables volviendo al cráter a por más material. Además, la selva era complicada por la noche sin una antorcha o la luna llena. Y ese día no tenía la ayuda de ninguna de las dos. El arco de luz dibujado en el cielo era insuficiente para avanzar con seguridad. El día había sido largo, y por un momento se sintió muy cansado, capaz de echarse a dormir allí mismo y esperar al día siguiente. Pero el recuerdo de su mujer le hizo continuar despierto.
Escuchaba sin cesar el cadencioso ruido de los monstruos caminando a través de la selva. Ellos lo hacían a un ritmo rápido, descuidado, como si no les importara lo más mínimo quiénes pudieran escucharles. Si algún cazador de esclavos estuviera cerca...
Copán volvió a la realidad, y acabó la frase completamente consciente de la situación. Se llevaría un buen susto. Ése era el final de la frase. Se llevaría un buen susto, y quizás con suerte, sobreviviría para contarlo. Aunque con aquellos pequeños monstruos blancos, las probabilidades eran bien pocas. Él mismo había tenido suerte hasta ahora. Suerte de que estuvieran demasiado ocupados trabajando como para vigilar a su alrededor. Hasta el más inepto de los guardianes podría haber percibido su presencia.
Lo tuvo en cuenta, y se prometió a sí mismo ser todavía más cauteloso. Había arriesgado demasiado acercándose tanto a la pirámide a esas horas del día. Si su propio hermano hubiera estado vigilando, él ya no seguiría vivo.
Un ruido cercano hizo que diera un respingo. Un monstruo acababa de pasar increíblemente cerca de él, sin darse cuenta de que les estaba espiando.
Contuvo la respiración y mientras echaba las manos atrás en busca de un apoyo más firme, una rama crujió bajo su peso.
El monstruo hizo el ademán de detenerse y girarse hacia él, pero pareció pensarlo mejor antes de hacerlo, y continuó caminando, como si fuera más urgente proseguir con su tarea.
Probablemente lo era, pensó Copán. Un insignificante  hombrecillo como él, por muy curtido que fuera, no tenía nada que hacer contra la terrible potencia de los musculosos seres. Tal vez correr lo más rápido que pudiera, pero aún así los pequeños monstruos blancos...
Decidió quedarse donde estaba y descansar. Con tanta tensión, no podía pensar con claridad y estaba comenzando a cometer errores demasiado graves. Lo mejor sería reponer fuerzas, así que se adentró un poco en la selva, y trepó a un árbol. Se hizo un ovillo en una de las grandes ramas, y durmió.

Día 3

-1-

Despertó justo antes del amanecer, con los animales más activos desperezándose. Regresó al lado del cráter, donde una hilera de monstruos bajaba con las manos vacías y subía cargado.
Justo entonces, vio aparecer por el borde del cráter una enorme bola que resplandecía como el oro pulido. Mientras seguía ascendiendo por la ladera, descubrió al primero de una decena de monstruos bajo ella: la estaban transportando.
Una vez desaparecieron por el sendero que habían creado en la selva a base de pasar centenares de veces por allí, no volvió a encontrarse con ningún otro ser.
Le recordó a un tipo de hormigas que, al cambiar de nido, se llevaban por fin a la reina en volandas hasta él. Hormigas de una estatura similar a dos hombres pequeños subidos uno sobre el otro.
Después, sólo hubo silencio. Permaneció atento durante un largo rato más, a la espera de otra remesa de carga, pero al parecer aquélla había sido la última. Ni siquiera pensó que podría ser una trampa cuando dejó su escondite y caminó hasta el borde del cráter. La idea se le ocurrió justo al llegar allí.
Pero allí no había nada. Ni nadie tampoco. Sólo tierra, y árboles aplastados, hechos astillas. Cayó arrodillado en el suelo, y lo golpeó con ambos puños por la frustración. Una lágrima de rabia se dispersó por sus mejillas, y desapareció absorbida por la tierra que acababa de golpear.
Aquellos malditos monstruos le iban a pagar todo el daño que le habían hecho. No lo dudó ni un instante.
Pensaba en volver, cuando descubrió en el suelo los restos de uno de esos artilugios blancos, medio enterrado en la tierra. Parecía despedazado, y no creyó que fuera una amenaza seria. Por si acaso se hizo con una rama larga, y lo tocó con ella.
Toda una serie de lastimosos ruiditos mecánicos surgieron de su interior, como una mezcla de serpientes arrastrándose y grillos chirriando, pero no se movió ni un solo dedo. Recordó los rayos que emanaban de las cabezas de los otros como él, y por un momento se le ocurrió que quizás podría utilizarlo como arma.
Se acercó con cuidado por detrás, y se arrodilló para observarlo mejor.
Entonces fue cuando notó que se había pinchado con algo en la rodilla.

-2-

Se levantó de un salto, y miró asustado el pequeño tubo transparente que aparecía clavado en su carne. Estaba vacío, apenas con una gota blanquecina resbalando por el fondo. Un poco de su sangre fue a hacerle compañía, mezclándose en su interior. Después, desaparecieron ambas del tubo.
Copán por fin reaccionó, y se arrancó el dardo de la pierna. Recordó la historia de Chin, y se estremeció pensando que estaba a punto de convertirse en uno de ellos. Se miró las manos, esperando los primeros cambios, pero no ocurrió nada.
No notaba nada en absoluto.
Suspiró aliviado, y supuso que no habría suficiente líquido en el tubo para transformarlo. No sabía cuánto se equivocaba.
Pero de momento, su cerebro estaba pensando de nuevo en cómo utilizar aquél aparato. Lo cogió y lo introdujo en la bolsa para la comida. Eso le recordó que hacía casi un día que no había probado bocado. Ya comería de camino a la ciudad, pensó.
El sendero de vuelta a casa estaba mucho más despejado de vegetación, debido al paso incesante durante días y noches de aquellos obreros. La hierba aparecía aplastada en el suelo (hasta el rastreador más inepto apreciaría la multitud de huellas que iban y venían por todas partes). La profundidad de las marcas denotaba una carga de peso considerable, quizás el equivalente a dos o incluso tres personas.
Sin embargo, Copán prefería avanzar por un camino paralelo al sendero; la visibilidad que ofrecería si continuaba por él era demasiado alta, y no era precisamente el momento para cometer fallos de principiante. Así que se centró en emitir el menor ruido posible, pese a que únicamente los pequeños monos y los pájaros parecían seguir vivos allí.
Recolectó algunas piezas, y las apuró con avidez. Sentía hambre, todo el hambre que no había podido saciar en los días anteriores. Pronto llegaría al poblado, y necesitaría la mayor energía posible... pero, ¿para hacer qué?
Copán todavía no tenía claro cómo iba a ejecutar su venganza. Ni siquiera sabía qué estaban construyendo esos monstruos. Cogió una docena de frutas más, y las colocó en la bolsa, junto con el explorador.
Entonces se detuvo en seco. ¿Explorador? ¿Por qué había acudido esa palabra a su cabeza cuando hacía referencia al pequeño demonio blanco?

-3-

En la base de la pirámide, las obras se habían detenido. Todos estaban reunidos en la gran terraza que unía el templo con la pirámide, rodeando la enorme esfera.
Todos mantenían silencio. Aunque no hubieran podido hablar de haberlo querido, ya que sus aparatos fonadores habían sido considerados prescindibles, y ahora estaban reciclados en forma de músculo, hueso o tendón. Aún así, algunos de ellos podían emitir jadeos silbantes ocluyendo la garganta al respirar, para mostrar desagrado, asentir o negar. Pero allí nadie emitía el mínimo murmullo.
La esfera tembló unos instantes, sondeando los anfitriones. Con los datos obtenidos, escogería al más capacitado para ejercer las funciones de vigilancia. Habían intrusos no convertidos en el recinto, y era prioritario que no interfirieran en la fase de transmisión.
Uno a uno, la carga nanorrobótica de cada anfitrión fue aportando datos acerca del potencial de su cuerpo.
Un momento después, la respuesta llegó tras otra vibración. Los anfitriones volvieron inmediatamente al trabajo. Todos menos Olaf, que cayó al suelo entre sacudidas. Su cuerpo comenzó a cambiar.

-4-

Se encontraba más débil de lo que imaginaba, y notaba un hambre fiera en su interior. No se encontraba lejos del poblado, y pensó en volver atrás a por más comida, pero se resistió a ello. La rabia que sentía y su imperiosa necesidad de cobrarse en sangre lo que le habían hecho perder, le daba fuerzas para olvidarse de momento del hambre, y pensar en cómo podía deshacerse de aquellos demonios que habían invadido de esa forma su poblado, su familia, su vida.
Pero olvidarse del dolor no significa no tenerlo, y tras caminar un rato más, se desmayó dándose de bruces contra el follaje del suelo.
Y soñó.
Su esposa estaba despidiéndose entre lágrimas de él. Estaban solos en medio de una multitud. El sol se había puesto poco antes, y los rituales de adoración habían culminado. Ahora, fuera de los ojos de su Dios Sol, que se avergonzaba de Copán, sería cuando el pueblo decidiría su castigo.
Copán sabía que el castigo era un largo tiempo sin volver al poblado. Lo sabía racionalmente, porque había ocurrido.
Pero en el sueño, todo fue muy distinto. La voz acusadora de su hermano se levantaba entre la multitud, clamando al cielo "¡Como castigo destruiremos a tu mujer y a tu poblado!".
Entonces, se acercó a su esposa desde detrás, abriendo su mandíbula hasta un límite inhumano, y a medida que su cuerpo se tornaba más y más corpulento y musculoso, su cabeza bajaba lentamente hasta el cuello de su esposa.
Él chilló, e hizo el intento de lanzarse en su ayuda, pero no podía moverse. En sus muñecas había dos manos grotescas,  de largos y fuertes dedos.
Un reguero de saliva cayó de la boca de Olaf cuando sus dientes se posaron con suavidad entre el hombro y el cuello de su esposa, quien parecía haber admitido su condena, y miraba al suelo murmurando oraciones de gratitud hacia los dioses.
La saliva bajó rápida hacia su pecho izquierdo, curvándose hacia el canalillo a medida que avanzaba, y la piel que había sido expuesta a la saliva comenzó a hervir.
Su esposa chilló con todas sus fuerzas, levantando su cabeza para proferir un alarido que dolió a Copán en lo más profundo de su mente y su corazón.
Trató de nuevo de deshacerse de su captor, propinando patadas hacia detrás, pero al momento dos manos más agarraban sus piernas, alzándolo en el aire como si fuera un muñeco de trapo.
A un metro del suelo, Copán tenía sus ojos fijos en Olaf, quien pese a que su rostro se iba convirtiendo cada vez más en una calavera con piel, parecía estar disfrutando de la tortura. La de Copán, la de su esposa y la suya propia.
Entonces intercambiaron una mirada fugaz, e hizo una mueca que intentaba ser una sonrisa, antes de cerrar con fuerza sus mandíbulas en torno al cuello de su esposa.
El grito aumentó por unos momentos su intensidad, pero se desvaneció enseguida, y la cabeza de su mujer cayó sin fuerzas sobre su tronco.
Como si no hubiera tenido bastante, los largos dedos de la mano derecha de Olaf se cerraron en torno a su cabeza.
Copán insultó a Olaf, ordenándole que parara, amenazándole, chillándole todo lo que se le ocurría para que dejara en paz el cuerpo ya sin vida de su esposa. Una lágrima de rabia descendió por sus mejillas y forcejeó en vano para tratar de liberarse.
Olaf lo miró desaprensivo. Su boca rezumaba sangre, que chorreaba por los hombros y el torso de su mujer. Su expresión se tornó seria, y de un tirón le sesgó de cuajo la cabeza del tronco.
Copán gritó frustrado, y apartó su vista de ella cuando el brazo comenzó a estirarle la cabeza. Pero escuchó nítidamente el crujir de sus vértebras al descolocarse, sus músculos desgarrándose como una tela vieja, y su grito de repulsión de fondo. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba gritando.
Las manos que lo retenían lo soltaron de pronto, dejándole caer.
Entonces corrió hacia ella, tropezando, siguiendo a gatas hasta su cuerpo tendido en el suelo, sin cabeza.
Al llegar a ella, y ante su sorpresa, la única sensación que notaba era... hambre. Así, sin más, el cuerpo de su mujer no era sino un suculento manjar, que podía devorar a voluntad. Miró a su alrededor, y allí no había nadie. Ni Olaf, ni los anfitriones mutados, transformados en bestias de carga, ni pequeños exploradores. Sólo él y su esposa. Solos él y su esposa.
Sin saber del todo qué estaba haciendo, introdujo sus dos manos bajo sus costillas, atravesando la carne de su estómago. Tras dos fuertes tirones, los huesos cedieron, y su cuerpo se abrió como si fuera una nuez.
Ahí dentro podía ver perfectamente sus pulmones, su corazón, su bazo jugoso, sus viscosos intestinos que se deslizaban estómago abajo hasta el suelo con un chapoteo húmedo... Comida.
Su mano se cerró sobre el corazón, arrancándolo del cuerpo como había visto hacerlo tantas veces a su sacerdote en los sacrificios de los prisioneros. Lo mostró en alto como solían hacerlo ellos, pero después lo bajó muy lentamente hacia su rostro, apreciando la textura rugosa de las venas en su superficie. Abrió su boca, y le dio un primer mordisco. Masticó. Le pareció delicioso, así que mordió de nuevo, y tragó casi sin masticar. Luego le dio otro y otro y otro, hasta que en sus manos sólo quedaba la sangre medio coagulada que había salpicado.
Miró de nuevo hacia el cuerpo, y su cabeza se hundió en las entrañas abiertas de su mujer, decidido a no dejar nada de ella.
Entonces se miró las manos mientras apartaba las tripas. Sus dedos comenzaban a alargarse, la piel de sus manos se empalidecía y se ponía de gallina, y durante un instante se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
Se puso de pie de un salto, chillando asustado, mirando con ojos desorbitados sus manos ensangrentadas que se deformaban lentamente. Un ataque de ansiedad le sobrevino, y comenzó a respirar muy rápidamente, la cabeza le daba vueltas, y una voz interior le habló con calma.
"No ofrezcas resistencia -le susurraba-. Te gusta lo que estás haciendo, sientes placer con ello y eres feliz. Mientras no ofrezcas resistencia serás feliz, y sentirás placer al trabajar para nosotros. Nosotros te recompensaremos. Nosotros podemos hacerte feliz o podemos hacerte sufrir hasta extremos indecibles. Así pues, no ofrezcas resistencia. Deja que te guste lo que haces, y nosotros te recompensaremos".
No, no, no, no, ¡¡¡¡¡¡no!!!!!! –iba aumentando el volumen de su voz en cada "no", enfatizando su rabia, negándose a ser como ellos- No podéis hacerme nada ninguno de vosotros, seáis quienes seáis. Éste es mi pensamiento, y no podréis tocarlo. No os lo permitiré.
Podemos hacerlo y lo haremos. No ofrezcas resistencia.
¡Callaos!
No estás en condiciones de ordenar nada. Nosotros te poseemos ahora, y si no quieres cooperar, serás destruido y servirás de alimento a quienes sí quieren cooperar. No te resistas y te trataremos con benevolencia.

Entre tanto, un grupo de anfitriones se acercaban a los restos de su mujer, que apenas eran ya un despojo informe de carne y huesos.

-¡Dejadla! ¡Dejadla en paz! –lloriqueó dándose cuenta que él había hecho lo mismo que ahora estaban haciendo ellos.
-No ofrezcas resistencia. No puedes hacer nada contra nosotros. ¿Quieres sufrir? Pues sufre.

Su corazón dejó de latir. Sus pulmones no quisieron tomar más aire. Copán se asfixiaba, miraba a su alrededor con los ojos fuera de órbita, pidiendo ayuda con las palmas de las manos levantadas a los mutantes, quienes estaban demasiado ocupados apurando los despojos de su mujer.
Se echó las manos al cuello, tratando de abrirse la tráquea para poder seguir respirando, pero unos pequeños puntitos azulados en su campo de visión le informaban de que estaba a punto de desvanecerse por asfixia. Después todo se volvió una mancha espesa, que cada vez se iba ennegreciendo más y más...
#44
Campus Party / Para la próxima, más y mejor
31 de Julio de 2007, 03:30:09 PM
No hace falta decir que la organización del área de desarrolladores ha estado muy bien, y Silver (y sus esbirros ;)) se han llevado un curro que te cagas, con un resultado estupendo.

Peeeeeeeero como el espíritu que nos mueve es el de la autocrítica y continua mejora, vamos a aprovechar para hacer una pequeña lista de consideraciones a pulir para el año que viene (que, dada la experiencia de este año, espero no perderme).

Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un grupo de gente de más de cinco mil personas, así que no basta con decir "esto es una mierda", sino intentad proponer una solución que creáis viable y funcional para más de cinco mil personas.

A nivel general, creo que deberían escindir completamente el sector gamer del resto. Me parece que son suficientes como para tener un pabellón para ellos solos, y permitir al resto el llevar a cabo las charlas y la vida en general sin interrupciones por gritos ni comentarios del rollo "ven, putita, que te voy a dar lo tuyo" cuando están grabando nuestro sector. Quizá no se haya hecho este año para no descompensar demasiado los pabellones, pero desde el momento en el que repercute la calidad de la estancia en asuntos tan serios como el tratar de escuchar qué dice el ponente, me parece que habría de reconsiderarse.

Siguiendo con lo de las ponencias, aunque el lugar estaba bastante bien, la calidad del audio se resentía mucho con el ruido del resto del pabellón. Quizá bastara la medida anterior para que ésta no fuera necesario, pero en cualquier caso no estaría de más terminar de tapar el cubículo de las charlas (con cortinas o algo) para tratar de atenuar el sonido del exterior, insonorizándolo en lo posible. O añadiendo cubículos como el de Google -aunque se necesitaría algo más grande-. No sé cuánto puede costar un montaje similar, la pega es que habría que añadir tres "paredes" más por cada sector, y eso no es moco de pavo.

En cuanto a la parte de las competiciones, yo separaría la parte de la entrega de la memoria de la death line del juego. Bastante complicado es hacer el juego, como para perder tiempo en esos detalles (exceptuando del blog de proceso). Más o menos, la dinámica que vería yo para el concurso sería:
-primer día: presentación del área, definición final de las bases.
-segundo día: desde el comienzo del día, principio de la competición.
-cuarto día: se cierra el tiempo al comienzo del día para la entrega del juego, y se deja hasta la tarde para llevar a cabo la memoria. Además, se debería intentar también en ese tiempo dar la mayor difusión posible de cada proyecto -quizá por parte del desarrollador, como el apartado de "márketing" asociado al desarrollo del juego, quizá por parte de la organización- para fomentar una votación del público lo más homogénea posible. Hubo gente que se molestó porque para el Jumpee se pidieran votos al público, cuando en realidad creo que es lo que todos los proyectos tendrían que haber hecho, o debería haberse fomentado por parte de la organización. Quizá se podría sortear algún lote de alguna tontería entre los votantes del público, para fomentar la votación.

Un gestor de proyectos vía web ayudaría mucho en el tema de subir directamente el código fuente y el material que se ha ido avanzando, el ejecutable final, las capturas de pantalla, la dirección del blog, la memoria e incluso las votaciones del público a ese proyecto, o la posibilidad de añadir comentarios (¡focus testing!). Pero claro, la pega es que hay que hacerlo... Lo bueno es que es una aplicación que se rentabilizaría cada año.

De hecho, también me olvidaría de la memoria e incorporaría lo que se pide en la memoria en los requerimientos del blog, dejando la posibilidad de completarlo en esas horas.

Yyyyy qué más... ah, sí: teniendo en cuenta que es la competición que más esfuerzo exige (o eso creo), habría que mejorar los premios. Los de este año no estaban mal, pero cuenta con varios problemas (como no poder ir a hacer el máster por la razón X, o no querer hacerlo, o no poder dividirse una Wii entre 4). Lo ideal sería dinero en metálico, que posibilitaría un reparto equitativo entre los miembros que compongan el grupo. Y algún detalle para los participantes que terminaran el proyecto no estaría mal (por proponer: una DS, una GP2X...).

Por cierto, un premio interesante para el año que viene (para la sección de móviles) sería un Neo1973.

Por mi parte, creo que no se me ocurre nada más. ¡Siguiente!
#45
Industria y mercado / Venta de juegos en linux
15 de Junio de 2007, 10:43:50 PM
AgeR y yo estamos teniendo una estupenda discusión acerca de si el mercado linuxero es rentable para los videojuegos o no.

Su postura es que no, dado que los linuxeros lo queremos todo gratis y no pagaríamos por un juego, por lo que es una pérdida de tiempo comercializar un juego multiplataforma; en cualquier caso, afirma que sería más interesante el mercado de los Macarras, que están más acostumbrados a pagar.

Mi postura es que el mercado linuxero está poco explotado quizá porque la mayoría piense así, pero que aunque use linux, yo (nótese la subjetividad) estaría dispuesto a pagar por un juego que me pareciera interesante, incluso más que si usara windows (donde, puestos a prejuiciar, diría que son mucho más pirateadores). De hecho, continuando con mi argumento, hay movimientos linuxeros de recogida de firmas para que Adobe saque sus productos para Linux. También otros programas como Maya están distribuidos en Linux sin problema.

Le he planteado poner alguna serie de encuesta sobre si la gente linuxera compraría videojuegos, pero tiene razón al objetar que es muy fácil decir que sí, pero si lo tuvieran que comprar de verdad... Así que se ha puesto en la búsqueda y captura de estadísticas webs (en las que se apoya su versión de que el mercado Mac es el que mejor rendimiento saca globalmente), pero también ha encontrado[1] casos en los que en linux el tema ha funcionado mejor que en windows (mi objeción a esas estadísticas es que son globales, y se necesitarían estadísticas de juegos ofertados para todas las plataformas, además de que supongo que habrán muchos menos juegos ofertados para linux, con lo que su ratio de ventas será también menor).

[1] http://www.gameproducer.net/2006/04/06/sales-stats-tribal-trouble/

De nuevo es más hablar por hablar que otra cosa, pero ¿cómo lo véis vosotros en general? Desde la DOID estaría bien intentar general un estudio de mercado riguroso en este sentido (aparte de montar un servicio de notas de prensa, pero eso es otra historia), para comprobar si es sólo una tendencia prejuiciosa o una realidad. ¿Creéis que currarse un juego multiplataforma es tontería para el mercado linuxero?
#46
General / Apricot, el Juego Abierto de Blender
13 de Junio de 2007, 11:45:16 PM
Vía 3dpoder me entero que, entre los próximos planes para Blender, tienen pensado hacer un videojuego libre:

http://www.blender.org/blenderorg/blender-foundation/2007-plans/apricot-open-game/

Apricot, the Open Game project

As a second open project, the Blender Foundation and Crystal Space community are going to cooperate on organizing an Open Game. This will become possible thanks to the support by the NLGD Conference, the "Nederlandse Game Dagen", the annual conference for the Netherlands game industry.

This project will have as a main target to validate open source for creating professional quality 3d games, with Blender being used as creation and protyping tool and Crystal Space as engine and delivery platform.

An announcement with more details is being worked on still. Full project details will be presented and discussed during the Crystal Space conference, july 14-15th 2007.

www.crystalspace3d.org/main/Conference2007
Scope and focus

The following points are only to define the scope and focus, all details will be finalized during the next weeks.

* Co-production Blender + CrystalSpace
 - CS invests 25k + online project coordination
 - BF invests 33k + production/studio coordination
   (both investments via community contributions)
 - external partner/sponsor nearly doubling this

* Targets
 - Validation: create full functional game prototype, industry quality
 - CS engine: HDR lighting, game logic modules
 - Blender: animation prototyping, pipeline improvements (option: using Verse?)
 - Realize in Open Source, deliver in Open Content (CC?)
 - Education. (Training/workshops, presentations, documentation, DVD)

* Core Team
 - five to seven people (they get fee + travel + housing)
 - 2 CS developers, 1 Blender developer
 - 1 content related developer (AI, logic, ...)
 - 2 artists / game designers
 - plenty of online support from CS/Blender developer and artist communities
 - external support for music, voices, audio edit

* Concept / Art
 - Align with existing OpenMovie project (re-use lots of artwork)
 - FPS, Platform, Adventure, ...? Leave to the Core Team to decide

* When / Where
 - duration 6 months (8 if possible)
 - possible start nov/dec 2007
 - in Amsterdam, the Netherlands (Blender Institute)


Interesante, ¿no?
#47
General / Pre-iParty 1001
11 de Julio de 2006, 08:00:48 PM
Bueno, bueno, bueno. Aún falta por llover hasta abril del año que viene, pero con motivo de la siguiente iParty, aprovechando que puede que sea mi último año de universidad y deje de tener "contactos", voy a intentar -como parte de la organización- hacer un evento a la altura de nuestro potencial.
Por eso, aparte de la iParty típica (con conferencias sobre Software Libre, talleres, concursos y mucho frikismo), tengo pensado organizar las jornadas de Blendiberia durante la misma iParty (al estilo de la que se ha montado este año en Ciudad Real durante la Quijote Party, pero sin conferencias que terminen a las 4 de la madrugada a poder ser XD).
Y ya que estaba, AgeR me ha preguntado si este año habría alguna actividad de programación de videojuegos, y he pensado: "Total, si ya voy a ir de culo con lo otro, ¿por qué no acabar de masacrarme?". Así que, por hablar, le he encargado gestionador de algún tipo de concurso de programación para videojuegos, bien para linux, bien para lo que sea utilizando herramientas libres.
Como yo no tengo ni guarra (pero estaría genial si a alguien le interesara dar una charla sobre el tema de hacer videojuegos en linux, podríamos hablarlo más adelante), lo ideal sería conseguir algún patrocinador interesante (¿Microsoft? Jis, jis, jis) que otorgara algún premio suculento o algo así. La verdad es que no tengo ninguna experiencia en ese campo, así que delegaría en AgeR todo el tema.

Pues eso, ¿cómo lo véis? ¿Interesa? ¿No interesa? ¿Sugerencias? Ahora es el mejor momento ;)
#48
Off-topic / Internet sobre palomas mensajeras
28 de Junio de 2006, 11:31:31 PM
Sacado de 3dpoder. Copio literalmente:

Me he topado con esta historia y me ha hecho gracia

El 1 de Abril de 1990 se publicó un un paper titulado "Estandar para la transmisión de datagramas IP en palomas mensajeras".

Pues bien, el 28 de Abril de 2001 se produjo un hito histórico en la historia de Internet. Por primera vez se implementó el RFC 1149.

La propuesta consiste en utilizar IP mediante palomas mensajeras, a las que se enrollan en las patas los mensajes. Esos mensajes (en papel) suelen pesar unos 256 miligramos, que equivalen a 100 bytes (100 letras) en letra Courier New. Sin embargo, el tamaño de bytes transmitido puede variar dependiendo de la longitud de la pata.
Aunque no lo parezca, esta propuesta tiene sus ventajas: no hay interferencias ni colisiones de paquetes ya que las palomas no chocan entre ellas, cuando se pierde un datagrama su medio de transporte se regenera en unos cuantos meses, etc. Aún así presenta algunos problemillas: el protocolo es sensible a tormentas, parásitos, gatos, ...

Lo mejor de todo es que probaron este mecanismo y funcionó (bueno... más o menos). Aquí tienes el resultado del ping:

Citar
Originalmente Escrito por Ping
vegard@gyversalen:~$ ping -i 900 10.0.3.1
PING 10.0.3.1 (10.0.3.1): 56 data bytes
64 bytes from 10.0.3.1: icmp_seq=0 ttl=255 time=6165731.1 ms
64 bytes from 10.0.3.1: icmp_seq=4 ttl=255 time=3211900.8 ms
64 bytes from 10.0.3.1: icmp_seq=2 ttl=255 time=5124922.8 ms
64 bytes from 10.0.3.1: icmp_seq=1 ttl=255 time=6388671.9 ms

--- 10.0.3.1 ping statistics ---
9 packets transmitted, 4 packets received, 55% packet loss
round-trip min/avg/max = 3211900.8/5222806.6/6388671.9 ms

Como se puede comprobar el tiempo medio en el envío de un paquete IP con paloma mensajera es de unos 100 minutos. Además en el experimento donde lo probaron perdieron 5 paquetes, o lo que es lo mismo: 5 palomas se quedaron por el camino.

Algunos links sobre el evento de marras:
http://www.ietf.org/rfc/rfc1149.txt?number=1149 El protocolo en cuestión
http://www.blug.linux.no/rfc1149/index.html Página web de la implementación del protocolo para linux
http://www.blug.linux.no/rfc1149/vegard_bilder/index.html Fotos del evento
http://www.blug.linux.no/rfc1149/bjoff_bilder/index.html Más fotos
http://www.3dpoder.com/foro3dpoder/links.php?url=http://www.blug.linux.no/rfc1149/karlmag_bilder/index.html y más

Sería tan aburrido vivir sin frikis...
#50
General / A Firmar Contra El Canon
29 de Abril de 2006, 07:27:29 PM
  NO AL CANON (Esta mañana me he levantado)
Fuente: Asociación de Internautas


Díles con tu firma: NO AL CANON

Asociaciones, Empresas, Ciudadanos y, en particular, el mundo digital se han unido para defenderse del CANON ( en los CDs, DVDs, ADSL, Impresoras, Discos Duros, Reproductores MP3..) que los políticos y las Sociedades de Gestion de Derechos de Autor quieren imponernos con la nueva Ley de Propiedad Intelectual que se esta tramitando actualmente en el Senado y para pedir RESPETO ante las campañas de criminalización de Internet que estamos sufriendo en los últimos tiempos.

La plataforma TODOSCONTRAELCANON ha elaborado un calendario de trabajo para decirles a los senadores que cumplan con sus compromisos y vuelvan a decir NO AL CANON, pero esta vez de verdad. Para ello necesitamos tu firma. Estas a tiempo de decirles que TU NO ERES UN PIRATA, que tu crees en la cultura, pero no en los canones indiscriminados.

Firma aquí

No te quedes parado. Distribuye este mensaje entre todos tus contactos. Entre todos tus vecinos, compañeros, amigos, enemigos, conocidos y desconocidos... en foros, listas de correo, páginas web... Qué nadie diga que no firmó contra el CANON porque nadie se lo dijo. ¡!Haz que se enteren!!.

El próximo miércoles 3 de Mayo, a las 12 de la mañana llevaremos esas firmas al Senado. Estas invitado a venir a ese acto.

No lo olvides: Firma y haz correr este mensaje
#51
General / Llega La Iparty 8 De Castellón
13 de Abril de 2006, 02:51:00 PM
 Si aún no tenéis planes de Semana Santa (al menos los de la Comunidad Valenciana), ya sabéis ;)
Ahí va la nota de prensa enviada a los medios:

Saludos,

Los próximos días 21, 22 y 23 de abril se celebrará en el Polideportivo de la Universitat Jaume I deCastellón la octava edición de la iParty de ADITEL.

http://iparty.aditel.org

Desde hace siete años, la iParty es un importante encuentro de aficionados al Software Libre, en el cual los asistentes gozan de un ambiente distendido para compartir conocimientos y experiencias. Se organizan diferentes concursos (como el de programación o seguridad informática) y se dan lugar diversas conferencias y talleres orientados al Software Libre. Durante el evento, el pabellón se ameniza con actividades y proyección de cortes audiovisuales.

Este año contamos con la presencia de Álvaro López, creador del último servidor web moderno y otros importantes conferenciantes. También se han programado talleres de creación de videojuegos y divertidos concursos.

¡Te esperamos!

Inscripción:
http://iparty.aditel.org/inscripcion
#52
General / Evolución Genética En Hardware
18 de Febrero de 2006, 11:12:08 AM
 Sacado de 3dpoder:

Una matriz de puertas programable en campo (Field Programmable Gate Array, o FPGA), es un tipo especial de placa de circuito con una matriz de celdas lógicas, cada una de las cuales puede actuar como cualquier tipo de puerta lógica, interconectado con conexiones flexibles que pueden conectar celdas. Estas dos funciones se controlan por software, así que simplemente cargando un programa especial en la placa, puede alterarse al vuelo para realizar las funciones de cualquier dispositivo de hardware de la amplia variedad existente.

El Dr. Adrian Thompson ha explotado este dispositivo, en conjunción con los principios de la evolución, para producir un prototipo de circuito reconocedor de voz que puede distinguir y responder a órdenes habladas utilizando sólo 37 puertas lógicas -una tarea que se habría considerado imposible para cualquier ingeniero humano. Generó cadenas aleatorias de bits de ceros y unos y las utilizó como configuraciones de la FPGA, seleccionando los individuos más aptos de cada generación, reproduciéndolos y mutándolos aleatoriamente, intercambiando secciones de su código y pasándolo hacia la siguiente ronda de selección. Su objetivo era evolucionar un dispositivo que pudiera en principio discriminar entre tonos de frecuencias distintas (1 y 10 kilohercios), y luego distinguir entre las palabras habladas ``go'' (adelante) y ``stop'' (para).

Su objetivo se alcanzó en 3.000 generaciones, pero el éxito fue mayor de lo que había anticipado. El sistema que evolucionó utilizaba muchas menos celdas que cualquier cosa que pudiera haber diseñado un ingeniero humano, y ni siquiera necesita del componente más crítico de los sistemas diseñados por humanos -un reloj. ¿Cómo funcionaba? Thompson no tiene ni idea, aunque ha rastreado la señal de entrada a través de un complejo sistema de bucles realimentados del circuito evolucionado. De hecho, de las 37 puertas lógicas que utiliza el producto final, cinco de ellas ni siquiera están conectadas al resto del circuito de ninguna manera -pero si se les retira la alimentación eléctrica, el circuito deja de funcionar. Parece que la evolución ha explotado algún sutil efecto electromagnético de estas celdas para alcanzar su solución, pero el funcionamiento exacto de la compleja e intrincada estructura evolucionada sigue siendo un misterio (Davidson 1997[19])

Si queréis leer más sobre evolución genética en hardware: http://the-geek.org/docs/algen/
#54
Off-topic / Más Off-topic De Fin De Año
31 de Diciembre de 2005, 09:54:37 PM
 http://www.milinkito.com/Family.php?pag=1

No tiene desperdicio, y los hay muy buenos (ole)  
#55
Off-topic / La Gente Se Aburre Mucho
18 de Diciembre de 2005, 03:31:10 PM
 Acaban de pasarme (hace media hora, lo que me ha costado verla entera) esta imagen que resume prácticamente la historia de la Tierra y casi hasta la del Universo XD

http://goons.webbeh.com/Goonbasepart3.4.PNG
#56
Off-topic / Caspateca
13 de Noviembre de 2005, 11:12:20 PM
 http://www4.terra.es/juegos/pc/monografico...24;6894,00.html

Gollum vuelve al ataque. No os lo perdáis  (ole)  
#57
Off-topic / Lo De Siempre...
26 de Septiembre de 2005, 09:58:54 AM
 http://salud.terra.es/web/ninos/articulo/m...ra1.aspx?Id=405

Uso de tópicos, introducción de hoaxes como noticias reales... en fin, lo de siempre.
Me voy a saltar sobre algunas cabezas, que he estado jugando al Mario Bros y la vocecilla de dentro de mi cabeza me ordena que lo haga  :rolleyes:  
#58
General / Iparty 7 En Castellón Del 29/09 Al 2/10
20 de Septiembre de 2005, 02:53:34 AM
 El rollo de todos los años, pero esta vez algo más tarde por cambio en la organización.
Para los que sabéis leer: http://iparty.aditel.org

Para Jove: daré un tallercete práctico de Gimp, a ver si te pasas y te dejas de mariconadas de ésas XD

Para todos: lo de siempre, nenas: Software Libre, instalaciones guiadas, charlas, concursos y talleres, muy buen rollito y frikismo asegurado  (ole)

¡Nos vemos allí!  (uoh)  
#59
Modelado / Creativín En "pasión Luminosa"
01 de Julio de 2005, 01:37:09 PM
 ¡Hola, gentuza! Pues aquí está mi primera animación "seria" en Blender (que ha sido bastante infernal). Como aún no sé animar bien, y además tampoco tengo demasiados conocimientos básicos de técnicas de animación tradicional, seguro que se pueden mejorar muchas cosas.
Pero bueno, que para ser la primera vez... lo presentaré el martes al concurso de las jornadas gráficas de la UJI, a ver si me sale rentable el proyecto. Si no, tampoco pasa nada, me lo he pasado en grande haciéndolo.
A ver qué os parece:

http://www4.uji.es/~al024459/pasion_luminosa_m.zip

¡Un saludo!
#60
General / Google Patrocina El Software Libre
03 de Junio de 2005, 09:37:27 PM
 Copio directamente de 3dpoder:

El que busque trabajo para el verano, tiene una oportunidad en google:
http://code.google.com/summerofcode.html
Google organiza cada verano un concurso de programación que fomente el Software Libre y orientado a estudiantes, premiando con 4500 dólares al que colabore más activamente en alguno de los proyectos que ellos eligen (entre los que se encuentra Blender).

Ton Roosendaal a preparado un rápido TODO (por hacer): http://www.blender3d.org/cms/Projec...ings.589.0.html

A ver si esto supone un empujón más al desarrollo de blender.





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